La hacedora de castillos
Iba y venía la hacedora de castillos de un lugar a otro. Cada población que visitaba oía sus sueños hechos realidades en su cabeza. La hacedora de castillos vivía en un mundo de color y amor, tan ajeno al mundo triste y de cartón de los pobladores de las ciudades que visitaba. La hacedora de castillos comenzaba su pregón en la plaza pública de la urbe y acababa el mismo en la unidad siquiátrica de dicha población.