Resurección
Un poderoso rayo,
hiriendo el espacio y el tiempo,
fulminó mi corazón
en un mar de cenizas.
Los niños a la merienda,
sus padres y sus abuelos
surgieron de un mundo inerte,
como flores que se levantan
de la muerte.
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  Un poderoso rayo,
hiriendo el espacio y el tiempo,
fulminó mi corazón
en un mar de cenizas.
Los niños a la merienda,
sus padres y sus abuelos
surgieron de un mundo inerte,
como flores que se levantan
de la muerte.
Vomitó larvas de mariposa.
La vida y la muerte
luchando en sus entrañas.
Jadeaba, agonizante,
en una carrera contra el fin.
Un Ser entregándose al Otro,
cual sagrada hostia blanca.
Manos marfil
de ángeles alados,
que se elevan alto, aún más alto,
más allá del infinito.
¡ Y llegó David,
el deseado !
Niño bueno,
niño malo.
Con su pelo,
medio azafrán,
medio dorado.
Entre cien,
el más grande,
sin duda alguna,
por ser el más cuidado