Poesías

Resurección

Un poderoso rayo,

hiriendo el espacio y el tiempo,

fulminó mi corazón

en un mar de cenizas.

Los niños a la merienda,

sus padres y sus abuelos

surgieron de un mundo inerte,

como flores que se levantan

de la muerte.

Mujer junco

Vomitó larvas de mariposa.

La vida y la muerte

luchando en sus entrañas.

Jadeaba, agonizante,

en una carrera contra el fin.

Grises neuronas

Un Ser entregándose al Otro,

cual sagrada hostia blanca.

Manos marfil

de ángeles alados,

que se elevan alto, aún más alto,

más allá del infinito.

Granito de Sal

¡ Y llegó David,
el deseado !
Niño bueno,
niño malo.

Con su pelo,
medio azafrán,
medio dorado.

Entre cien,
el más grande,
sin duda alguna,
por ser el más cuidado