El artista

Manifiesto de una geisha

Soy una mujer con un maravilloso kimono de colores. Una geisha que, al levantarse cada mañana, inicia un mágico ritual. Delante del espejo contemplo mi bello cuerpo, esculpido por el edificante cincel del sufrimiento. Lo mimo, bañándolo con el perfume de la vida. Enmascaro cuidadosamente mi rostro con la pintura de la naturalidad. Salgo de mi diminuta casa hacia el gran recinto sagrado.

La creadora

La ardilla, llevada por el hambre, salió del árbol hueco que era su casa. Las primeras luces de la primavera iluminaron sus marrones ojos almendrados, haciendo caer la oscuridad de su hogar. Con pequeños saltos vivaces, producidos por el muelle de la curiosidad, iba de un lado a otro, inspeccionándolo todo. En su camino encontró imágenes redondas, nueces que caían del árbol de la palabra escrita. Entusiasmada, tragaba las imágenes para llevarlas en su boca a su oscuro hogar.