Super yo
La joven entró en el oscuro túnel de la adolescencia sola y asustada. Mientras la inercia de la desidia la llevaba por el gris cilindro y la luz del fondo parecía nunca divisarse, la pequeña fue concibiendo en su mente una menuda linterna que la serviría de faro luminoso en la noche oscura de su juventud. Sumida en un profundo sueño y más despierta que nunca, de su mente surgió un haz de huesos y carne, que portaba una fantasmal y deslumbrante figura.